domingo, 15 de noviembre de 2015
LA CORRUPCIÓN: UN PROBLEMA DE CONCIENCIA Y DE MORAL
NO TE COMPRAN SI NO TE VENDES: Cuando un pueblo toma conciencia de la nefasta corrupción, es porque sus reservas morales se resisten a degradarse, y cual león herido salta furiosamente a la palestra con un estentóreo grito ¡BASTA!. Grito al unísono que convoca voluntades como el caso de Guatemala, cristalizando protestas o resistencia civil no violenta, tal el contundente Paro Nacional de agosto. Fueron sendas movilizaciones masivas y pacíficas que se produjeron en un período corto pero intenso de tres meses. Así fue catapultado Morales que aparentemente “surgió de la nada” abanderando la lucha contra la corrupción. Lo cierto es que ya trajinó en la política desde 2011 cuando fue candidato a Alcalde, más aun sus discursos están llenos de revalorización de la cultura indígena, de la ayuda mutua o cooperativa en el lado productivo y de soberanía nacional. Ahora bien, no hay duda que la madurez del combate contra la corrupción evidencia una evolución extraordinaria en la conciencia guatemalteca, dado su pasado violentista como la guerra civil entre militares y civiles que duró dos décadas (1973-1996). En tal evolución cabe destacar el singular avance del evangelicalismo guatemalteco (cuya tendencia va de la mano con el crecimiento evangélico a nivel internacional), avance transversal que cual ósmosis sensibiliza las reservas morales y espirituales facilitando un comportamiento social acorde con la doctrina cristiana del Amor. tal como lo explica el mártir bautista Martín Luther King: “..la doctrina cristiana del amor, actuando a través del método gandhiano de la no-violencia, es una de las armas más potentes de las que dispone un pueblo oprimido en la lucha por la libertad”(Libro: “La fuerza de amar”). King, consecuente con esta concepción, ofrendó su vida por ) terminar con la segregación racial en su país Estados Unidos, y lo logró; al igual como Gandhi logró la independencia de su país India. El triunfo de King se manifiesta hoy con el primer presidente estadounidense, dos veces electo, de raza negra, Barack Obama. Afirmemos, pues, este camino de amor y no violencia, más imperativo ahora que el pueblo elige líderes protestantes como el año pasado fue electo Klaus Iohannis en Rumania, y hoy Jimmy Morales en Guatemala. No hay otro camino para salir del autoaniquilamiento de una humanidad atrapada en el espiral descendente del odio, de la venganza, de la competencia salvaje, de la ambición de poder y riqueza, de la corrupción y la violencia.
Hermanos!, persisir en las oraciones y ayunos ahora con más intensidad que antes y durante el sufragio electoral, pues los presidentes protestantes necesitan gestionar la cosa pública con la guía divina, la sabiduria del Altísimo, “ejecutando su palabra oyendo la voz de su palabra” conforme a Proverbios 1:7; 2:1-9. Y Lucas 22:25-27. Todo desvío y desobediencia les condenaría y serían quitados del gobierno. Así profetiza Daniel, el santo de Dios instruido y llamado a servir como ministro de reyes y emperadores:
“Tú eres el Dios de la historia. Todo en el mundo sucede porque quieres que suceda. A unos los haces reinar, y a otros los quitas del trono. Tú haces que los sabios entiendan los misterios más profundos. Donde tú te encuentras no hay lugar para las sombras, porque la luz eres tú” (Daniel 2:21, TLA).
¡Toda la honra y toda la gloria sea para Dios!
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