jueves, 19 de diciembre de 2013

El significado del nacimiento de Jesús


REFLEXIONES DE NAVIDAD

( Resumen del Discurso del Pastor Jeremiah acerca de
¿por qué no hubo lugar en el Mesón? )
                                    
La celebración tradicional de la Navidad o Natividad del Señor Jesús que maravilló y maravilla al mundo, cristiano o no, es una efemérides que sensibiliza a toda persona sea de clase alta, media o baja, convocando sus sentimientos de niño: sueños y fantasías
Pobres y ricos se “infantilizan” gozando o sufriendo  a su manera el nacimiento del Niño-Dios, reconociendo o no su mensaje divino.

Ahora bien, uno de los destacados temas del Pastor Jeremiah, que motiva el siguiente resumen, se centra alrededor del Evangelio según Lucas:
    
         “Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó  en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón” (2:7).

Aquí está registrado y maravillosamente expresado el mayor y excelso acontecimiento de la historia humana, el punto crucial de la humanidad. Sencillas, cortas e inspiradas palabras escritas en la santa Biblia que reflejan la esencia del acontecimiento cual esfera solar que se refleja toda ella en una gota cristalina del rocío matinal.
En efecto, como sabiamente reflexiona el hermano Jeremiah, el acontecimiento de la natividad de Jesús, significó la reunión por primera vez de dos mundos: Divinidad y Humanidad. Jesús es la plenitud de la Deidad. “El es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de El y para El. Y El es antes de todas las cosas, y todas las cosas en El subsisten.(Colos. 1:15-17). 
Congruentemente, existen tres connotaciones extraordinarias en el nacimiento del Señor Jesús que Jeremiah profundiza y que podemos resumir de la siguiente manera:

1) La divinidad invade la humanidad. Dios se hizo hombre. El anduvo entre nosotros, desde su niñez hasta su madurez. Fue artesano, maestro y evangelista. Como Maestro seleccionó del seno de la clase baja hombres probos para formar sus doce Discípulos que revolucionaron el mundo de los humanos. Su doble naturaleza (Dios-Hombre), no implicó que El fuera contaminado con el pecado original. Jesús-hombre fue concebido por el Espíritu Santo, justo y sin pecado. Condición sine-qua-non para salvar a la humanidad del pecado. En el Evangelio según Juan se afirma de Jesucristo: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”. (Jn. 1:14).

2) La eternidad invadió el tiempo. Dios es eterno y creador del tiempo. El vive fuera del tiempo; para Dios no existe el ayer y el mañana, sólo el hoy, el presente. No existen las horas, los días, meses, años. Su visión no es lineal como la del hombre. Miqueas, el profeta del A.T. que anunció la ciudad del nacimiento de Jesús, dijo: “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel;  y sus salidas son desde el principio, desde los días de la eternidad” (5:2). También Jesús ya desplegando su Ministerio, confirmó su eternidad, cuando dijo a sus discípulos: “De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy” (Jn. 8:58).
Así, pues, por su infinita misericordia, Dios hecho hombre, constriñó su eternidad a la temporalidad humana.

3) La realeza invadió la pobreza. Jesús rey de reyes, dejó su trono y corona real para descender en la clase baja de la sociedad humana: Nació en un pesebre, de padres humildes y pobres. La ofrenda ofrecida por sus padres terrenales consistió en un par de tórtolas, debido precisamente a su pobreza. En Lucas se lee “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos” (8:9)   El mensaje es de claridad meridiana: Si recibes a Jesús como tu Señor, tienes el poder para ser feliz y rico al mismo tiempo. Perteneces a la realeza como hijo del reino de Dios, descendido al mundo terrenal, en la persona de Jesús, hijo unigénito de Dios-padre. Por cuanto El es dueño de todo, Propietario de toda riqueza,  nosotros somos sus mayordomos, sus administradores. Cuando dejamos este mundo, todo lo que creemos nuestro retorna a  su verdadero Propietario y éste delega a su nuevo mayordomo. Jesús confirmó así su poder y linaje real: “Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí, porque he aquí el está entre vosotros” (Lucas 17:20,21). Jesús está vivo, sigue entre nosotros sus creyentes. El es el mismo ayer, hoy y siempre. Si hijos del reino, herederos. Sólo debemos activar la Fe en Jesucristo y  los talentos que El nos legó para conquistar la cima y ser “más que vencedores”.

MENSAJE SIEMPRE ACTUAL:

El mensaje profundo de esta y de toda Navidad es éste: Despójate de toda vanidad, de todo lo superficial  que rodea la “fiesta” navideña que sólo alimenta tu ego, y vuélvete a Dios dándole un lugar en tu corazón y recibe las bendiciones que El tiene para ti. Y gozando de ellas, bendice a tu prójimo. “De gracia recibisteis, dad de gracia” (Mateo 10:8).

Sin embargo debes saber que por nuestra naturaleza pecaminosa, le fallamos una y otra vez al Señor. Como reconoce Pablo: “Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros” (Rom 7:22,23). Esta constante lucha entre la carne y lo espiritual, el apóstol Pablo lo vuelve a explicar sabiamente en la epístola a los gálatas: ”Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis”(5:16,17). Es claro que se puede vencer con el poder de Dios, mas si cayeras El con su inmenso amor te perdona y te levanta. Sólo acude a El con una actitud de humildad, con un corazón arrepentido y contrito. Si tus manos no alcanzan a tomar las de Dios, no olvides que El extenderá sus manos para alcanzarte, porque nunca abandona a sus hijos. El usará todo su poder para rescatarnos del pozo de las iniquidades, de las frustraciones, del vacío interior. Al respecto, miles de testimonios existen. Jeremiah informa de uno de ellos:
Resulta que el hermano Robert Robinson, creador de un hermoso himnario cristiano, que recibió a Jesús cuando tenía 17 años, con el transcurrir del tiempo fue debilitando su amor y su fe en Cristo hasta el extremo de considerar que él ya no era un seguidor confiable, dado que se sentía proclive a descarriarse continuamente. Infelizmente decidió huir de Dios, viajando constantemente de un lugar a otro, creyendo erróneamente que así se alejaría de Dios. En uno de sus viajes, tomó una Diligencia (del oeste yanqui) y le tocó viajar con una sola pasajera, una señorita llena del gozo de Dios. Ella leía el himnario de Robinson, sin que él se percatara. En un determinado momento del diálogo establecido, la señorita osadamente le alcanzó el himnario para que le diera su opinión sobre uno en particular puesto que ella debía comentarlo en su Congregación arribando a su destino. Robinson asintió y recibió el himnario, quedando sorprendido al constatar que el himnario era el suyo, el que hacía tiempo lo había escrito, y cuando leyó el que le indicara la señorita, se le humedecieron los ojos y unas lágrimas corrieron por sus mejillas: “Ven tu fuente de toda bendición, proclive a descarriarme Señor me siento”, es lo que él había escrito y le impactó hondamente.  De  alguna manera, fue como una tabla de salvación que Dios le alcanzaba, usando a una dulce señorita cristiana. Robinson renovó sus votos de cristiano, y amó y sirvió al Señor como cuando lo recibió a los 17 años.

Finalicemos entonces reflexionando esto: Que a diferencia del mundo humano indolente y embrutecido, donde no hubo morada apropiada para recibirlo, Jesús reiteró su amor prometiendo preparar morada para los que en El creen. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” ( Juan 14:2,3).

¡Cuán grande y excelso el amor de Jesús, el Rey de Reyes!

¡Ciudadanos del mundo, arrepiéntanse y decídanse ahora a darle un lugar (posada) en vuestro corazón a Jesucristo, Salvador y Señor  nuestro!         
                          
FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO AÑO NUEVO
                                                                 

                                           Chimbote, 15 de diciembre 2013

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