REFLEXIONES DE
NAVIDAD
( Resumen del
Discurso del Pastor Jeremiah acerca de
¿por qué no hubo
lugar en el Mesón? )
La celebración tradicional de la Navidad o Natividad del Señor
Jesús que maravilló y maravilla al mundo, cristiano o no, es una efemérides que
sensibiliza a toda persona sea de clase alta, media o baja, convocando sus
sentimientos de niño: sueños y fantasías
Pobres y ricos se “infantilizan” gozando o sufriendo a su manera el nacimiento del Niño-Dios,
reconociendo o no su mensaje divino.
Ahora bien, uno de los destacados temas del Pastor
Jeremiah, que motiva el siguiente resumen, se centra alrededor del Evangelio
según Lucas:
“Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo
envolvió en pañales, y lo acostó en un
pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón” (2:7).
Aquí está registrado y maravillosamente expresado el mayor y
excelso acontecimiento de la historia humana, el punto crucial de la humanidad.
Sencillas, cortas e inspiradas palabras escritas en la santa Biblia que
reflejan la esencia del acontecimiento cual esfera solar que se refleja toda ella
en una gota cristalina del rocío matinal.
En efecto, como sabiamente reflexiona el hermano Jeremiah, el
acontecimiento de la natividad de Jesús, significó la reunión por primera vez de
dos mundos: Divinidad y Humanidad. Jesús es la plenitud de la Deidad. “El es la
imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. Porque en él
fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la
tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados,
sean potestades; todo fue creado por medio de El y para El. Y El es antes
de todas las cosas, y todas las cosas en El subsisten.(Colos. 1:15-17).
Congruentemente, existen tres connotaciones extraordinarias en el
nacimiento del Señor Jesús que Jeremiah profundiza y que podemos resumir de la
siguiente manera:
1) La divinidad invade
la humanidad. Dios se hizo hombre. El anduvo entre nosotros, desde su
niñez hasta su madurez. Fue artesano, maestro y evangelista. Como Maestro seleccionó
del seno de la clase baja hombres probos para formar sus doce Discípulos que
revolucionaron el mundo de los humanos. Su doble naturaleza (Dios-Hombre), no
implicó que El fuera contaminado con el pecado original. Jesús-hombre fue concebido
por el Espíritu Santo, justo y sin pecado. Condición sine-qua-non para salvar a
la humanidad del pecado. En el Evangelio según Juan se afirma de Jesucristo: “Y
aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria
como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”. (Jn. 1:14).
2) La eternidad invadió
el tiempo. Dios es eterno y creador del tiempo. El vive fuera del
tiempo; para Dios no existe el ayer y el mañana, sólo el hoy, el presente. No
existen las horas, los días, meses, años. Su visión no es lineal como la del
hombre. Miqueas, el profeta del A.T. que anunció la ciudad del nacimiento de
Jesús, dijo: “Pero tú, Belén Efrata, pequeña para estar entre las familias de
Judá, de ti me saldrá el que será Señor en Israel; y sus salidas son
desde el principio, desde los días de la eternidad” (5:2). También Jesús ya
desplegando su Ministerio, confirmó su eternidad, cuando dijo a sus discípulos:
“De cierto, de cierto os digo: Antes que Abraham fuese, yo soy” (Jn. 8:58).
Así, pues, por su infinita misericordia, Dios hecho hombre,
constriñó su eternidad a la temporalidad humana.
3) La realeza invadió la
pobreza. Jesús rey de reyes, dejó su trono y corona real para descender
en la clase baja de la sociedad humana: Nació en un pesebre, de padres humildes
y pobres. La ofrenda ofrecida por sus padres terrenales consistió en un par de
tórtolas, debido precisamente a su pobreza. En Lucas se lee “Porque ya conocéis la
gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre,
siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos” (8:9) El mensaje
es de claridad meridiana: Si recibes a Jesús como tu Señor, tienes el poder
para ser feliz y rico al mismo tiempo. Perteneces a la realeza como hijo del
reino de Dios, descendido al mundo terrenal, en la persona de Jesús, hijo
unigénito de Dios-padre. Por cuanto El es dueño de todo, Propietario de toda
riqueza, nosotros somos sus mayordomos,
sus administradores. Cuando dejamos este mundo, todo lo que creemos nuestro
retorna a su verdadero Propietario y éste
delega a su nuevo mayordomo. Jesús confirmó así su poder y linaje real: “Preguntado
por los fariseos, cuándo había de venir el reino de Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con advertencia,
ni dirán: Helo aquí, o helo allí, porque he aquí el está entre vosotros” (Lucas
17:20,21). Jesús está vivo, sigue entre nosotros sus creyentes. El es el mismo
ayer, hoy y siempre. Si hijos del reino, herederos. Sólo debemos activar la Fe
en Jesucristo y los talentos que El nos
legó para conquistar la cima y ser “más que vencedores”.
MENSAJE SIEMPRE ACTUAL:
El mensaje profundo de esta y de toda Navidad es éste: Despójate
de toda vanidad, de todo lo superficial
que rodea la “fiesta” navideña que sólo alimenta tu ego, y vuélvete a
Dios dándole un lugar en tu corazón y recibe las bendiciones que El tiene para
ti. Y gozando de ellas, bendice a tu prójimo. “De gracia recibisteis, dad de
gracia” (Mateo 10:8).
Sin embargo debes saber que por nuestra naturaleza pecaminosa, le
fallamos una y otra vez al Señor. Como reconoce Pablo: “Porque según el hombre
interior, me deleito en la ley de Dios; pero veo otra ley en mis miembros,
que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del
pecado que está en mis miembros” (Rom 7:22,23). Esta constante lucha entre la
carne y lo espiritual, el apóstol Pablo lo vuelve a explicar sabiamente en la
epístola a los gálatas: ”Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los
deseos de la carne. Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del
Espíritu es contra la carne; y éstos se oponen entre sí, para que no hagáis lo
que quisiereis”(5:16,17). Es claro que se puede vencer con el poder de Dios,
mas si cayeras El con su inmenso amor te
perdona y te levanta. Sólo acude a El con una actitud de humildad, con un corazón
arrepentido y contrito. Si tus manos no alcanzan a tomar las de Dios, no
olvides que El extenderá sus manos para alcanzarte, porque nunca abandona a sus
hijos. El usará todo su poder para rescatarnos del pozo de las iniquidades, de
las frustraciones, del vacío interior. Al respecto, miles de testimonios
existen. Jeremiah informa de uno de ellos:
Resulta que el hermano Robert Robinson, creador de un hermoso
himnario cristiano, que recibió a Jesús cuando tenía 17 años, con el
transcurrir del tiempo fue debilitando su amor y su fe en Cristo hasta el extremo de
considerar que él ya no era un seguidor confiable, dado que se sentía proclive
a descarriarse continuamente. Infelizmente decidió huir de Dios, viajando constantemente
de un lugar a otro, creyendo erróneamente que así se alejaría de Dios. En uno
de sus viajes, tomó una Diligencia (del oeste yanqui) y le tocó viajar con una
sola pasajera, una señorita llena del gozo de Dios. Ella leía el himnario de
Robinson, sin que él se percatara. En un determinado momento del diálogo
establecido, la señorita osadamente le alcanzó el himnario para que le diera su
opinión sobre uno en particular puesto que ella debía comentarlo en su
Congregación arribando a su destino. Robinson asintió y recibió el himnario,
quedando sorprendido al constatar que el himnario era el suyo, el que hacía
tiempo lo había escrito, y cuando leyó el que le indicara la señorita, se le
humedecieron los ojos y unas lágrimas corrieron por sus mejillas: “Ven tu fuente
de toda bendición, proclive a descarriarme Señor me siento”, es lo que él había
escrito y le impactó hondamente. De alguna manera, fue como una tabla de salvación
que Dios le alcanzaba, usando a una dulce señorita cristiana. Robinson renovó
sus votos de cristiano, y amó y sirvió al Señor como cuando lo recibió a los 17
años.
Finalicemos entonces reflexionando esto: Que a diferencia del
mundo humano indolente y embrutecido, donde no hubo morada apropiada para
recibirlo, Jesús reiteró su amor prometiendo preparar morada para los que en El
creen. “En la casa de mi Padre muchas
moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar
lugar para vosotros. Y si me
fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que
donde yo estoy, vosotros también estéis” ( Juan
14:2,3).
¡Cuán grande y excelso el amor de Jesús, el Rey de Reyes!
¡Ciudadanos del mundo, arrepiéntanse y decídanse ahora a darle un
lugar (posada) en vuestro corazón a Jesucristo, Salvador y Señor nuestro!
FELIZ NAVIDAD Y PROSPERO AÑO NUEVO
Chimbote, 15 de diciembre 2013